Cambio de planes respecto al terrario de escarabajos florícolas. Ahora se anula la presencia de mariquitas, pues su alimentación le cuesta un precio muy alto al terrario. No se debe a que los pulgones dañen las plantas, ni que las mariquitas, en su afán de voracidad, puedan atacar a los más pequeños habitantes. El problema es que las mariquitas no se comen el pulgón, sino que lo agarran con sus potentes mandíbulas y, como las arañas y algunos chinches, tan solo succionan sus líquidos internos. Eso significa que el exoesqueleto se queda ahí, en el lugar donde lo devoró la mariquita, pero seco y de color negro. Si se tiene en cuenta que una mariquita debe de comer cien pulgones al día (hasta más de doscientos) y en el terrario hay unas tres mariquitas, la cantidad de cadáveres de pulgón que quedan esparcidos es muy grande. Por eso, ya que no es un elemento que me urja estudiar ahora y me molesta demasiado las voy a dejar ir.
Se han incorporado unos 5 cerambícidos pequeñitos al terrario, ¡todo marcha muy bien!
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