
Hay dos variedades cromáticas de phyllium que destacan en belleza y en singularidad por encima de las demás. Una crea ejemplares completamente amarillos, albinos, y la otra dibuja formas barrocas tanto en las alas como en el cuerpo. Éstas dos formas de belleza ya de por si únicas se han unido para crear algo nunca visto: una hembra perfecta, que combina en harmonía las formas y variedades más preciadas en los phylliums. Una verdadera joya de la naturaleza, un prodigio.
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