lunes, 17 de diciembre de 2007

Ocho ojos negros

Ocho ojos negros, llenos de malicia, observan desde el techo, un movimiento furtivo. El corpachón negro, peludo, de patas largas, avanza tambaleándose sobre un hilo putrefacto.
La mosca observa su alrededor. No hay peligro. Su cuerpecito menudo, negro, con alas, no corre peligro.
Ocho ojos negros, llenos de malicia, calculan una distancia. Les llama la atención los ojos inocentes de la presa. Se acerca. Avanza más y más.
La mosca siente un fuerte hedor detrás suyo. Se queda quieta. Se gira. Mira y ve, con sus ojos rojos, ocho ojos negros...
Ocho patas negras, contentas, abrazan la presa. Dos colmillos, llenos de veneno, se hunden en un pequeño cuerpo.
Horas después, la mosca ya no piensa, y el intestino de los ojos, tabaja
.

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