sábado, 20 de septiembre de 2008

Un grillo viudo

Ya echaba de menos ese canto que me ensordecía de día y no me dejaba dormir de noche. Hacía unos días que no lo oía. Me temí que el macho hubiese muerto. Miré el terrario y no había muerto el macho, sino la hembra. Eso sí, ha dejado numerosa descendencia. Decenas de pequeños grillitos negros corretean ahora por el terrario. Pero estos no apaciguan la enorme soledad del macho. Se le ve muy, muy triste.

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