Entramos al bosque por un camino de piedras, cubierto de hojas secas de roble y castaño. Los troncos de los árboles eran robustos y estaban llenos de musgo. Debajo de un abeto encontré unos grillos negros y con las alas marrones, entre la hojarasca. Cuando volvíamos vi una babosa negra de más de un palmo.
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